A esos que sólo ven las espinas de mis rosas, que muerden mi memoria y promueven mi caída
A esos que glorifican mi llanto, veneran mi tristeza y brindan con veneno mi agonía
A esos que se alegran de mi congoja, pusilánimes que dibujan historias falaces que comparten entre fiestas
A esos que espían cada uno de mis pasos y esparcen mis dolores como agua bendita
A esos que invierten su tiempo en mi nombre y escriben poemas procaces a mi vida
A esos les dedico mi canción,
por ellos alzo mi copa de amor, merecen todo perdón, porque entre tanta atención sé que en el fondo me admiran, me halagan con sus rezos torcidos, me elevan y llevan en sus labios verdes saboreando envidia, vivan los espectadores de mi sonrisa, que han olvidado sus vacías vidas por llenar sus días con mi presencia.
Ps.
La unica mortificación peor que la de que hablen de uno, es la de que no hablen de uno.
- Oscar Wilde.
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